LA
PARTICIPACIÓN DIRECTA DE LAS
AUDIENCIAS DE LA RADIO
La participación directa de
los oyentes en los programas de radio se define como aquella fórmula
participativa posibilitada por los profesionales de la radio que, mediante la
disposición de cauces convencionales y a través de un ejercicio de mediación
profesional llevado a cabo en la última etapa del proceso comunicativo,
facilita un contacto e intercambio provisional entre los roles de emisor y
receptor y hace posible que la audiencia intervenga en el contenido de las
emisiones.
Se trata de la formula
participativa más frecuente y en realidad, la primera en surgir, adecuada a la
naturaleza del medio y que, en general, responde a dos componentes, uno de
carácter instrumental y otra de carácter expresivo. Al tratar el componente
expresivo me refiero a que la participación directa en la radio conlleva la
autoafirmación de la propia identidad o la pertenencia a una clase, grupo o
colectivo; y el componente instrumental refiere a que los oyentes, por medio de
su participación, buscan la consecución de un determinado fin. La relación
entre ambos radica en que el componente expresivo se antepone al instrumental,
porque a pesar de que un oyente sepa que tal vez, luego de su participación, no
se pueda resolver su problema, sentirá conformidad por el solo hecho de haberse
expresado, ejerciendo su derecho y validando su opinión.
Este tipo de participación
es trabajada en la radio a partir de diversas estrategias, una de ellas es el
consultorio, en la cual se alternan sucesivamente preguntas de los oyentes y
las respuestas de los expertos. También existe el interrogatorio de la
audiencia, una modalidad en la que el oyente se dirige al medio para pedir
información u opinión sobre algún aspecto que sea de su interés. O incluso la
modalidad en la cual la radio sale a la calle buscando opiniones y las pone en
antena. Todas éstas suelen estar bajo la denominación de participación directa
a través del teléfono. También, en ciertas ocasiones, el público puede asistir
al lugar físico donde se dan las grabaciones y participar en la emisión al
aire, a esto se le conoce como la modalidad presencial.
La finalidad de los oyentes
al intervenir directamente en la radio pueden ser muy diversos, los principales
suelen estar relacionados con: expresar una opinión, rectificar una
información, aportar información, resaltar o contar un caso propio o ajeno,
consultar una información, denunciar un hecho o situación, pedir información u
opinión o simplemente el deseo de desahogarse o de concursar.
No obstante, ¿por qué es
importante hablar acerca de las características de la participación directa de
las audiencias en los programas de radio? Pues resulta que este tipo de
participación configura una serie de ventajas muy importantes relacionadas con
la emisora y con los propios oyentes también. Para empezar, la emisora puede
verse favorecida en la parte económica, debido a que la participación de la
audiencia abarata los costos de la producción de programas, sin que esto
signifique un total desinterés de hacer un periodismo responsable. Además, una
radio que promueva exhaustivamente la participación directa de su audiencia
logrará crear una imagen fuertemente positiva, sobre todo si consolida esos
lazos afectivos (sentimiento de pertenencia), que radican en que un oyente
sienta que se le toma en cuenta. Y también, relacionado con lo anterior,
elevará la credibilidad y la confianza de los oyentes en el medio.
Por parte de los oyentes
también hay cuestiones favorables, como por ejemplo la satisfacción de sus
necesidades naturales de comunicación, encausados por los sentimientos de
proximidad y familiaridad con el medio. También, tal vez no en todos los casos,
pero continuamente puede ser la clave para la resolución de algún problema o
denuncia; y además, la participación en la radio le da al oyente una base
identitaria, ayudando en su autoafirmación como ciudadano y ser humano
perteneciente a un grupo. Incluso, este tipo de participación en los programas
de radio hace posible que los oyentes intervengan en el contenido de dichos
programas, asi queda definido como una técnica de producción de contenidos que
usan los profesionales de la radio para facilitar el diálogo con la audiencia
(partiendo de un conocimiento previo de la misma desarrollado desde su misma
participación), y el intercambio provisional entre emisor y receptor. Por
ejemplo, es el caso de los antes mencionados consultorios o interrogatorios,
los cuales no podrían ser concebidos como géneros sin la participación directa
de los oyentes.
Asimismo, en un espectro más
amplio de la comunicación, la participación directa de los oyentes permite
ampliar la esfera pública, es decir, permite la interconexión de todas aquellas
pequeñas esferas de opinión, en nuestro caso, el pluralismo y multiplicidad de
actores; incrementándolo y enriqueciéndolo y presentándolo en escenarios más
públicos. Lo que se ve reflejado en actos por ejemplo, como el que una radio se
pueda convertir en foro de los ciudadanos ante las autoridades.
Pero así como este tipo de
participación sirve de algunas ventajas para la radio y sus oyentes, también es
fuente de inconvenientes, riesgos que aunque se encuentren en menor medida que
las ventajas, no deberían ser descuidadas por un programador, y que, a la par
con esto, son riesgos que derivan de la mediación profesional, en la cual
resalta una importancia mayor por el hecho de la mismo de la mediación y del
diseño de las emisiones.
Entre estos inconvenientes
está la posible multiplicación de la anarquía comunicativa, debida a que al propiciar
mayor acceso a una mayor cantidad de acores sociales, nos podemos encontrar con
intervenciones “fuera de tono”, relacionadas con insultos o injurias, muchas
veces amparadas en el anonimato, o con intervenciones muy extensas y
desorientadas. Esto incrementaría el ruido comunicativo y convertiría al
proceso accesible, en un proceso “caótico”.
Otra de las desventajas es
que se hagan malos usos de las fórmulas de participación, por ejemplo en el
caso de que los formatos expresados contengan, de manera tendenciosa,
finalidades publicitarias o comerciales, o muy rígidas con la línea editorial
del medio, revelando actitudes similares a la demagogia o el proselitismo.
La ventaja relacionada al
planteamiento de la participación directa en base a la exposición de
experiencias propias también se puede convertir en inconveniente. Dado el hecho
de que sean muchas las intervenciones de este tipo y que sean demasiado
particulares, de esta manera perdería el interés para el común de la audiencia,
de manera progresiva, y que acabe en actitudes vehementes referidas al tema
central o la argumentación.
Sin lugar a dudas la
participación directa de los oyentes en los programas de radio, en el balance
general, resulta favorable. Pero como decía, mucho depende del manejo que se
haga por parte de los profesionales de la comunicación, como intermediarios; de
estas intervenciones, para no caer en los inconvenientes descritos. Debemos
tener en cuenta que las participaciones siempre van a tener consecuencias
valorativas, pudiendo ser presentadas como dinamizadoras de la producción
radiofónica, afianzadoras de una radio como medio idóneo para la práctica del
periodismo colaborativo, e indefectiblemente como actualizadores cotidianos del
derecho a la libertad de expresión.
ENLACES:
http://academia.edu/240441/La_participacion_de_los_oyentes_en_los_programas_de_radio_un_genero_radiofonico
http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/8364/1/20090630144119.pdf
https://www.google.com.pe/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&ved=0CDUQFjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.raco.cat%2Findex.php%2FAnalisi%2Farticle%2Fdownload%2F15142%2F14983&ei=fVfQUZqbM-nl4AOhpoGIBQ&usg=AFQjCNEnpD3mJ1RWs9vpJc04wVuUU3_Syg&sig2=pBfrEYM0qOH64oely_huKg&bvm=bv.48572450,d.dmg
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