miércoles, 18 de abril de 2012


Radio educativa


Los cambios que experimentamos dentro de un mundo que nos deslumbra con sus avances, que juega con nosotros al no buscar los limites de los fenómenos que lo acompañan, es indudable e inequívoca la apreciación de que aspectos como la radiodifusión deben ser replanteados. La prontitud tiene un papel fundamental, pues la radio corre el riesgo de quedarse y ser solamente una pequeña parte de la historia que recordaremos con agrado en tiempos venideros.

La radio con sentido educativo, tal vez fue la primera versión que se vio de ella. La alfabetización de muchos campesinos, y la difusión de los conocimientos en esas realidades fueron de los primeros papeles en desempeñar por las radios. Pero ahora, es necesario conseguir en las audiencias de las radios educativas, un interés renovado, ya no solo estimado en lo que puede ser la difusión de información, o la definición de cambios de conducta, o la intención de que los individuos reflexionen, incluso, que actúen sobre el objeto de la reflexión.

Es entonces que las alternativas que se sugieren como estrategias para conseguirlo se resumen en las siguientes a) emisiones abiertas: aplicando las técnicas publicitarias a la educación, la participación del público, referidas a aquellos programas controlados por la comunidad y caracterizados por una dimensión participativa; y el concurso educativo, para estimular la atención de la audiencia y la permanencia del interés por el aprendizaje. B) grupos de audición regular, que básicamente considera la participación del público para la resolución de los problemas, combinando mensajes radiofónicos emitidos dentro de una programación regular generalmente con el soporte de algún material impreso y la organización de un grupo de personas que escuchan juntas las emisiones, las discuten a continuación y las comparten parte de la experiencia común de aprendizaje. C) campañas, que deben ser breves en sus periodos de realización, centrarse en un tema en especifico y con pocos objetivos, pero muy específicos.

Ahora si podemos considerar las perspectivas que tiene la radio con fines educativos: que ante las nuevas tecnologías siempre se ha quedado como una opción, que ha servido y sirve de apoyo a las tareas formativas de la sociedad. Además, de alguna manera hay que aliarse con el enemigo, es por eso que con el cambio tecnológico también podemos empezar a pintarnos un futuro con la radio digital para el impulso de la radio educativa, una perspectiva fascinante. Y el uso en forma complementaria de otros medios, además de adecuarse a una innovación permanente. Además claro de sentirse uno con el proceso cultural que se experimenta, es decir, con la homogenización cultural.

El punto máximo, el objetivo más resaltante para que la radio cumpla con eficacia la supervivencia tan añorada, es el impulso de la creatividad, forzando valores éticos, generando retroalimentación social. Apoyando la educación a distancia, incentivando la libertad de expresión, etc. Y la misión a cumplir es la de aprovechar sus propios recursos expresivos, es decir, creando.

A CAMBIOS GLOBALES, ADAPTACIONES LOCALES


La tradición nos conduce a considerar el continuo local-global como estrategias que en la práctica resultan inexorablemente opuestas, o al menos, contradictorias. La gran duda siempre fue ¿puede un tema local ser impuesto globalmente?, y viceversa, ¿puede un resultado global ser aplicable a un sector en particular?

Tal vez si nos preguntamos cual fue la utopía de la radio popular cuando surgió  y cual es la que persigue actualmente, no encontraríamos diferencia alguna. El anhelo de una sociedad tolerante, equitativa, solidaria, democrática y participativa fue, es y ojala siga siendo el motor principal de su desempeño. Sin embargo, América Latina ya no es la misma, los cambios y fenómenos que han caracterizado al mundo en general, abren nuevos retos y formas de participación de la radio popular.

Para nadie es un secreto ni una gran novedad que el desarrollo de las tecnologías de las intercomunicaciones, el neoliberalismo, la globalización, son ejes que han alterado la sociedad con sus virtudes y desventajas. Es una época nueva, y tenemos que responder a sus fragilidades. Me parece importante señalar el papel de la radio popular sobre dichos cambios.


Me gustaría referirme al gran cambio en la cultura política. La forma de actuar ante los conflictos en tiempos de las dictaduras era también arbitraria, basadas en la violencia, el terror y la confrontación. Probablemente era muy difícil en aquellos tiempos seguir la utopía de las radios populares (que casualmente su uso se da alrededor de esta época), el asedio por los intereses dirigidos al poder eran un terrible obstáculo, además de que no gozaban de una representatividad que le diera seguridad a su trabajo. ¿Cómo son las cosas actualmente? Predomina el consenso y la concertación, algo de lo muy bien las radios populares para abrir espacios de dialogo a nivel local, sin dejar de lado lo nacional. Y por cierto, también denunciar aquellos intentos por volver a inútiles posturas antidemocráticas.

Algo que también es un gran tema de agenda en las radios populares es el desprecio y descrédito a los partidos políticos, asimismo su lucha por democratizar el Estado y descentralizar el poder: “por, para y con el pueblo”.

Es interesante notar como de los aguerridos y sufridos movimientos sindicales y campesinos que apoyaban las radios en sus inicios, ahora pasamos a una gran variedad de organizaciones reunidas por muy variados motivos, desde defensores del ambiente o derechos ciudadanos hasta comités de amas de casa y asociaciones de vendedores informales. Otra de las cosas que debería preocuparnos es el, digamos, profesionalismo de quien se pone delante del micrófono. Si en una localidad de Puno, Ayacucho, el mismo Arequipa, etc.; se apoderan de las emisoras radiales demagogos y populistas que buscan su propio interés o distorsionan alguna actividad del Estado en su territorio, los resultados los podemos prever, de manera que es necesario mas coherencia y precaución con los aspectos “globales” que se imparte a la gente “local”.
Por ultimo, lo global también se caracteriza por la sobreinformación, de tal manera la programación radiofónica en abundancia, en sobreoferta, resulta muy tentadora para cualquier emisora local que busca reducir costos, sobre todo por su fácil acceso. Pero también corre el riesgo de que, al usarla sin control, diluya y pierda su identidad como radio popular propiamente dicha. Entonces, regresamos a nuestro dilema inicial, ¿local o global?
Como las radios populares no se pueden desligar de su naturaleza global, tampoco se puede negar que su influencia vaya más allá de lo geográfico, y que los valores y modelos de vida que busca sean parte de una actuación global. Así nace la idea de una “ARTICUACION EN REDES”, regional, nacional e internacionalmente con otras emisoras para trabajar en conjunto.
La solución se orienta al eclecticismo, actuar en red no sustituye la función local, lo que permite es situar temas locales en contextos globales, muy positivo, teniendo en cuenta que las iniciativas populares son muy similares en América Latina.

Así el dilema queda resuelto, nada de radios locales con propuestas aisladas y cerradas, ni radios que pierdan su perfil por el facilismo de mostrar todo lo que de afuera viene. Pongamos a la audiencia en contacto con experiencias foráneas y hacer oír las nuestras allá.

INVESTIGACIÓN MULTIDISCIPLINARIA

VOCES EN EL AIRE, APUNTES PARA CONOCER LA RADIO

La radio adolece una grave problemática. Francamente, siempre he creído que este mundo tan “globalizado”, tan comercial, interesado, tiene un solo fin a prevalecer: el abrir cada vez más nuestros ojos y cerrar cada vez más nuestros oídos.



Es común que las personas se dejen llevar cada vez más por imágenes impactantes que orientan al consumo. Los ojos son más fáciles de engañar, por eso al inundar los sonidos de comerciales por doquier, lo que hacen es vulnerar nuestro sentido más capacitado para contrarrestar la persuasión. No obstante, sólo basta una visión multidisciplinaria para descubrir que la radio tiene un valor distinto, académico y de modelo de conciencia, que cuenta con tanto potencial que lo difícil sería desperdiciarlo.
Esta diferencia tiene un carácter histórico particular, descritos por Arnheim (1936) con una visión antropológica; y Lazarsfeld (1946) con su orientación sociológica. La oposición es my clara, mientras el análisis lazarsfeldiano se basa en índices de audiencias, el consumo o la concentración económica de los medios (es decir, la conducta auditor-consumidor); la tradición arnheimiana (hermenéutico-culturalista) aplica la arqueología, antropología, etnografía y semiótica dentro del mensaje, canal y lenguaje radiofónico.
Otra forma muy interesante de congeniar todo lo antes sobre ambas posturas, es que mientras una construye intereses, intenciones en la comunicación radiofónica, la otra se preocupa por darle SIGNIFICADO, asociando sonido y cultura.

Precisamente en este plano, si buscamos las herramientas más apropiadas para analizar e interpretar los géneros, rasgos y la articulación de la radio, seguramente tendríamos que hablar de las radio studies. Radios que producen, recepcionan y contextualizan textos complejos, de cualquier naturaleza (vocal, acústico, musical, textual e incluso visual), pero que son diseñados para ser recibidos y comprendidos a través del oído.

Recién aquí podemos encontrar el verdadero alcance de la radio, al fin aquí tenemos que describirla sin la desproporcionada intromisión del aspecto comercial. Por ejemplo, y sigo teniendo en cuenta a los radio studies, la programación radiofónica incluye: radioteatro, las noticias, la radio-arte, la música, transmisiones deportivas, teorías de la audición y mundo audible, aspectos educativos, aspectos cívicos, la convergencia digital y las comparaciones interculturales. Existe una suerte de congruencia entre esto y las fuentes de análisis del antiguo Arnheim. Ciertamente, cuando procuramos darle un sentido académico y significativo al quehacer de la radio, notamos que la diversidad de disciplinas aplicadas nos acerca al lo que podemos denominar “estudio pluridisciplinario de la radio”. Exacto, la construcción de una epistemología acerca de los componentes que la radio usa para desempeñarse es la probabilidad que se buscaba para incurrir más en la presencia científica. Solo nos falta una cosa acerca de la aproximación antropológica, la creación de un modelo de conciencia.

Sobre esto último, cuando alternábamos las variantes de sonido y cultura, es claro que las audiencias pueden construir sus propios significados de la radio como cultura. Además, como pieza fundamental, se puede conseguir que los aspectos publicitarios, tecnológicos y de pensamiento confluyan en una gran muestra de interculturalidad, sin dejar de lado el aspecto que preocupa a los dueños de las radios, y dándole cabida a contenidos de expresión recibidos y enviados a través de la tecnología oportuna. Y con decir oportuna me refiero a la cual permita la expansión más allá de las fronteras nacionales para que la integración sea real y exitosa.

Entonces es necesario replantear los esquemas propios de las radios en general, sabiendo que se pueden adquirir propuestas cada vez más inclinadas al plano científico. Cierto es que las contradicciones industriales, la marginalidad cultural y el borrón historiográfico amenacen cada vez más la expectativa de futuro de la radio. Pero, sin subestimar su poder simbólico, recuperando su pasando y ofreciendo hitos intelectuales, la mayoría de artículos que se podrán escribir sobre la radio serán aquellos que traten de su epistemología y su capacidad formativa.


LA CONSTRUCCION DE PODERES DESDE LAS RADIOS POPULARES

“El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes”, una frase de Cicerón, que alude a la participación ciudadana ante las injusticias y demás falencias que la degradan. ¿Cómo lograrla?

Es una frase que muestra una importante dualidad: ciudadano-poder. Poder es un término que puede causar confusiones, entendámoslo como la capacidad creativa y transformadora por la cual se altera un orden de cosas consideradas injustas o insatisfactorias. Por otro lado, para que el ciudadano pueda de cierta manera infringir su poder ante los estatutos que dominan la estructura de su entorno, no existe otra forma que o sea colectivizando, su localidad, su región, su nación y mas allá. El concebir la reunión de la ciudadanía es a la vez hablar de las radios populares, las tribunas de expresión por excelencia de las personas. Dicho de otro modo, la construcción del poder ciudadano se realiza a través de las radios populares, y como estas han devenido en una serie evolutiva con respecto a su labor, el termino ciudadanía también se ha re-inventado. Para explicar esto último me permito recurrir a aspectos históricos.

La primera gran batalla que libraron las radios populares fue en el campo educativo. Las radios educativas impulsaron la divulgación de conocimientos técnicos y científicos adecuados para los desarrollos productivos locales, de manera que quedaron arraigadas con las cuestiones del poder saber. Luego, también como portadores de la palabra, “abriendo micrófonos” para que los habitantes de campos, etnias y de barrios hagan sentir su acallada voz y hacerla reconocible por sus iguales y para aquellos con quienes se confrontaban. El poder hablar en la radio es una señal de poder alternativo y símbolo de existencia de la lucha por la igualdad.
Aquí llego a un punto importante, pues con el poder saber y el poder hablar se logra configurar la conquista de la DIGNIDAD de los excluidos. De esta manera se comprendió que es posible pensar y buscar otro modo de ser un nosotros. Se puede pensar en SER una colectividad capaz de intervenir políticamente.
Con lo dicho queda claro el potencial que tiene la participación ciudadana en las radios populares. Sin embargo, es necesario reinventar el término “ciudadanía” dadas las nuevas posturas. Tomando en cuenta el blanco de la acción ciudadana, ya no es solo el Estado, sino el conjunto de poderes locales, nacionales y globales que coartan sus derechos (Por ejemplo, iglesias que quieran imponerse fuera de la comunidad de sus creyentes, medios aliados al poder, etc.).  Entonces el termino ciudadanía deja de ser el grupo de personas que comparten aspectos legales y ciertos rasgos, y se define como la actitud y condición asociada a la reivindicación de ser y tener parte en las decisiones que afectan la vida en sus múltiples dimensiones. Asimismo la ciudadanía se constituye en el momento en el que irrumpe en el espacio público para reafirmar sus derechos y buscar discutirlos y ampliarlos.
Y como este compromiso trasciende a las radios populares, se puede decir que también, solidariamente, ellas también asumen su ciudadanía.
El gran desafío para la prosperidad de este poder es la creación de audiencias. Las radios deben ser escuchadas, y estos tiempos de honda mediatización, de modelos culturales por medio de la televisión y prensa escrita. En ellos queda la misión de alcanzar criterios radiofónicos identificados no solo con la inclusión, sino también con el respeto y posibilidad de una alianza política.
A modo de conclusión, la nueva versión de una genuina ciudadanía que interviene en las decisiones importantes y que tiene el poder de transformar positivamente su entorno, se basa en su apoyo en las radios populares, en su identificación, fidelidad e interrelación con ellas. El colectivo en solidaridad representa la capacidad comunicativa de los sectores más olvidados, dejando abierta la posibilidad de un cambio en el modelo societario.