LA CONSTRUCCION DE PODERES DESDE LAS RADIOS POPULARES
“El buen ciudadano es aquel que
no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las
leyes”, una frase de Cicerón, que alude a la participación ciudadana ante las
injusticias y demás falencias que la degradan. ¿Cómo lograrla?
Es una frase que muestra una
importante dualidad: ciudadano-poder. Poder es un término que puede causar
confusiones, entendámoslo como la capacidad creativa y transformadora por la
cual se altera un orden de cosas consideradas injustas o insatisfactorias. Por otro
lado, para que el ciudadano pueda de cierta manera infringir su poder ante los
estatutos que dominan la estructura de su entorno, no existe otra forma que o
sea colectivizando, su localidad, su región, su nación y mas allá. El concebir
la reunión de la ciudadanía es a la vez hablar de las radios populares, las
tribunas de expresión por excelencia de las personas. Dicho de otro modo, la construcción
del poder ciudadano se realiza a través de las radios populares, y como estas
han devenido en una serie evolutiva con respecto a su labor, el termino ciudadanía
también se ha re-inventado. Para explicar esto último me permito recurrir a aspectos
históricos.
La primera gran batalla que
libraron las radios populares fue en el campo educativo. Las radios educativas
impulsaron la divulgación de conocimientos técnicos y científicos adecuados
para los desarrollos productivos locales, de manera que quedaron arraigadas con
las cuestiones del poder saber. Luego, también como portadores de la palabra, “abriendo
micrófonos” para que los habitantes de campos, etnias y de barrios hagan sentir
su acallada voz y hacerla reconocible por sus iguales y para aquellos con
quienes se confrontaban. El poder hablar en la radio es una señal de poder
alternativo y símbolo de existencia de la lucha por la igualdad.
Aquí llego a un punto importante,
pues con el poder saber y el poder hablar se logra configurar la conquista de
la DIGNIDAD de los excluidos. De esta manera se comprendió que es posible
pensar y buscar otro modo de ser un nosotros. Se puede pensar en SER una colectividad
capaz de intervenir políticamente.
Con lo dicho queda claro el
potencial que tiene la participación ciudadana en las radios populares. Sin embargo,
es necesario reinventar el término “ciudadanía” dadas las nuevas posturas. Tomando
en cuenta el blanco de la acción ciudadana, ya no es solo el Estado, sino el
conjunto de poderes locales, nacionales y globales que coartan sus derechos (Por
ejemplo, iglesias que quieran imponerse fuera de la comunidad de sus creyentes,
medios aliados al poder, etc.). Entonces
el termino ciudadanía deja de ser el grupo de personas que comparten aspectos
legales y ciertos rasgos, y se define como la actitud y condición asociada a la
reivindicación de ser y tener parte en las decisiones que afectan la vida en
sus múltiples dimensiones. Asimismo la ciudadanía se constituye en el momento
en el que irrumpe en el espacio público para reafirmar sus derechos y buscar
discutirlos y ampliarlos.
Y como este compromiso trasciende
a las radios populares, se puede decir que también, solidariamente, ellas también
asumen su ciudadanía.
El gran desafío para la
prosperidad de este poder es la creación de audiencias. Las radios deben ser
escuchadas, y estos tiempos de honda mediatización, de modelos culturales por
medio de la televisión y prensa escrita. En ellos queda la misión de alcanzar
criterios radiofónicos identificados no solo con la inclusión, sino también con
el respeto y posibilidad de una alianza política.
A modo de conclusión, la nueva versión
de una genuina ciudadanía que interviene en las decisiones importantes y que
tiene el poder de transformar positivamente su entorno, se basa en su apoyo en
las radios populares, en su identificación, fidelidad e interrelación con
ellas. El colectivo en solidaridad representa la capacidad comunicativa de los
sectores más olvidados, dejando abierta la posibilidad de un cambio en el
modelo societario.
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