sábado, 18 de mayo de 2013


EL MUNDO, LA RADIO, EL OYENTE: 
MÁS ALLÁ DEL SONIDO

La creación es ciega. La creación es sonora.
Todo en el mundo ha sido creado por el sonido y 
analizado por la vista.
Dios primero habló, y recién después vio que estaba bien.(1)
R. Murray Schafer

RESUMEN
La radio expresa una de sus más grandes potencialidades en valerse solamente de recursos sonoros para lograr una identificación mental, emocional y en general, psicológica con su audiencia. Recordemos que ya de por sí, el mundo y las experiencias diarias están compuestas de sonidos, y que estos al ser escuchados a través de la radio recobran su valor al generarse imágenes mentales en el oyente y elevar su creatividad. Las investigaciones y los trabajos experimentales en este aspecto se basan en la manera de percibir el estimulo, su procedencia (medio radiofónico, por ejemplo), y por los elementos que componen el sonido. Sobre esto último, existe bastante información de la percepción en cuanto a los paisajes sonoros, con sonidos que evocan un entorno específico, y las características de la percepción del estímulo en este grado.

PALABRAS CLAVE:
Paisaje sonoro/ Plano y efecto sonoro/ Imagen mental/ Comunicación acústica/ Voz humana/ Estructura perceptual/ Estructura semántica

EL SONIDO AMBIENTAL
El paisaje se ha relacionado tradicionalmente con el sentido de la vista. La historia cultural muestra un interesante contraste entre la percepción visual y la percepción auditiva. Si muchas culturas  tradicionales daban una importancia especial al sonido y a la audición, a menudo se ha afirmado  que la cultura occidental y, específicamente, la cultura moderna, es una cultura  predominantemente visual, oculocéntrica. En la Grecia homérica todavía tenía fuerza el paradigma  auditivo del poeta ciego, el bardo inspirado que no ve pero que escucha, recita e improvisa, o el  profeta ciego que no ve ante sí pero que sabe predecir el futuro, como Tiresias, el famoso profeta  ciego de Tebas. En la época clásica de Grecia todavía quedan rastros de ello, pero por aquel  entonces el modelo de conocimiento que predomina ya es visual. Platón, que en cierto modo es el  principal padre de la cultura de Occidente, piensa desde un paradigma plenamente visual, en el  que la luz es metáfora de la verdad y la oscuridad es metáfora de la ignorancia. Su discípulo  Aristóteles afirmará explícitamente en la Metafísica que la visión es la principal fuente de  conocimiento.
El objeto visual tiende a ser estático o, como mínimo, se puede reproducir de forma estática en  pinturas y fotografías. La imagen se deja abarcar, localizar y explorar plenamente. El sonido, en  cambio, es inapresable, dinámico e impermanente. Existen formas de mirar fijamente que son  claramente dominadoras (lo que en inglés se designa con un verbo específico: to stare), mientras  que el oído tiende a ser receptivo (puede ser cotilla, pero nunca dominador, staring). El sonido es  impermanente, tal como viene, se va. Si lo hemos grabado, podemos hacer que vuelva tanto como  queramos, pero volverá para volverse a esfumar inmediatamente. Este contraste entre la imagen y  el sonido (una permanente y controlable, el otro dinámico e inapresable) tiene mucho que ver con  el hecho de que el tipo de conocimiento que hemos desarrollado en Occidente en los últimos  siglos sea un conocimiento vinculado a un modelo visual.

Los paisajes llevan sonando millones de años, desde mucho antes de que nosotros llegásemos con nuestras lenguas y músicas. Podríamos entender cada espacio físico como una gran caja de resonancia de los sonidos del mundo. Cada lugar y cada época del año tienen sus vientos predominantes, y estos vientos silban y aúllan en registros diferentes según si la caja de resonancia es una costa, un llano o un valle cerrado. Quizá también la lluvia suena de modo distinto según la caja de resonancia que la recibe.
Paisaje sonoro es el nombre que recibe la combinación de sonidos que conforman un entorno especifico, es decir, un ambiente sonoro. Una Tierra puramente geológica sería ya sonora por el mero hecho de tener atmósfera. Pero también cada lugar y cada estación tienen, además, sus instrumentos animados: árboles que hacen sonar sus hojas en cuanto sopla un mínimo de viento, flores que atraen el zumbido de los insectos. Cada lugar y estación tienen también una gama específica de especies de pájaros, por ejemplo. En nuestra vida común también estamos inmersos en sonidos característicos  lo que sucede es que la escuchamos como "audición de fondo", sin prestarle atención, aunque, según estudios, a la misma vez que no los atendemos, creamos nuestro propio contexto ambiental (Truax, 1984).
Existen tres tipos de percepciones respecto al paisaje sonoro: la primera relacionada al movimiento del sonido (como lo había estado explicando antes), de esta manera  las referencias auditivas nos ubican , nos aportan proporciones de los espacios que habitamos, nos alertan sobre posibles peligros, etc. La segunda, con respecto a los ruidos, como es que suelen ser traducidos muchos de los sonidos en nuestra experiencia diaria. Los ruidos pueden transformarse en sonidos bien definidos al prestárseles atención  lo cual conlleva la detección de rasgos, reconocimiento de patrones y "firmas ambientales". La tercera percepcion esta relacionada con "sentir" el sonido. Habla de cómo los sonidos no sólo se escuchan con los oídos, sino que se sienten a través de todo el cuerpo y que inclusive uno es capaz de poder tocar el sonido. Robert Boyle demostró así que el sonido requiere de un medio, de alguna sustancia a través de la cual se puedan transmitir las vibraciones. (2)

Sin embargo el paisaje sonoro tiene otras cualidades como ser: su composición acústica; la cual es sumamente compleja y rica en sonidos compuestos que, en su mayoría, no pueden ser identificados individualmente, es decir aislados del conjunto.
Comunicación acústica es el termino que usa Barry Truax para definir a la ínter disciplina que se encarga de las relaciones y significados que el sonido genera en contextos ambientales. El modelo de comunicación acústica está basado en el intercambio de información.
En este modelo el oyente se encuentra en el medio, es la interfaz primaria del proceso, a través de la percepción que haga del sonido y de como estructure la información, podrá crear el entorno. y como en toda relación con el sonido, este proceso no acaba en la representación  Sino que implica actividades cognitivas superiores para que finalmente se pueda extraer información útil y establezca sus propios significados, los cuales servirán como referencia para los siguientes procesos perceptivos.
Así, en lugar de considerar la audición como la última etapa de una serie de transferencias lineales de energía desde la fuente hasta el oyente, podemos entenderla como parte de un sistema de intercambio de información que yo denomino "comunidad acústica", en la cual el sonido realiza la intermediación en la relación del oyente con el medio ambiente. (3)
Ademas de estas acepciones, se suele agregar que la interpretación de los sonidos de un ambiente también tiene que ver con la sonoridad humana. En un aspecto muy ligado a lo cultural. Por ejemplo, existen culturas aborígenes que conviven desde sus inicios con un determinado entorno, por lo tanto, no se puede entender el paisaje sonoro de dicho lugar sin el agregado de sus sonidos cotidianos (musica, ritos, etc.). Es decir, cada paisaje se expresa también con diversos repertorios de sonidos humanos, que han ido coevolucionando con aquel paisaje a lo largo de los siglos. (4)
¿Acaso no vivimos circunstancias parecidos en la radio? Al hacer radiodramas, radio series, al informar desde algún lugar un hecho determinado, etc.; con la intención de ubicar al oyente como parte de su aprehensión de lo que se exprese. Sin lugar a dudas, el entendimiento del tratamiento de los paisajes sonoros resulta fundamental para que la radio, cuyo potencial especial es el uso creativo del sonido, consiga una mejor labor, mejores productos y mejores resultados incidentales.

LO QUE VEO
A la radio la consideramos un medio altamente visual, sobre todo por la capacidad de reproducir en la mente representaciones en base a lo que se escucha. Así, los recursos sonoros empleados serán los estímulos, y las representaciones tomaran el nombre de imágenes mentales.
En realidad es muy poca la investigación seria que se ha realizado sobre este tema, de cómo se producen las imágenes mentales y a partir de qué tipo de sonidos. Una realidad muy pobre comparada con los trabajos sobre la percepción mental a través de estímulos visuales, representada en la muy difundida e investigada teoría de la Gestalt.
Sobre lo investigado, podemos referirnos a dos grandes teorías con respecto al proceso de creación de imágenes mentales a partir de los estímulos radiofónicos. El primero es el de la Doble Codificación (Paivio, 1986) y la segunda la de la Teoría Proposicional (Kieras, 1978).
Según la teoría de la doble codificación, los mensajes que escucha el oyente se codifican y almacenan en la memoria de manera doble: visual y verbal. Esto quiere decir que el oyente genera imágenes mentales por medio del código verbal (el habla) y también por medio del código no verbal (sonidos no lingüísticos).
La teoría preposicional nos refiere a un diferente procesamiento cognitivo, que mediatiza la activación de estructuras semánticas (a partir del habla), por un predominio de la activación de estructuras perceptuales, que son internas, diferentes y están separadas de las primeras. Es decir, en esta teoría se toma como referencia la naturaleza de la representación mental, si es del plano semántico, se crean las imágenes mentales con mucho más esfuerzo. En cambio, si la información es de carácter visual (el sonido no lingüístico, como lo explicaba al inicio), resultara más sencilla de codificar, debido a que se crearán estructuras perceptuales.
A pesar de que difieran en la naturaleza de la creación de las representaciones, ambas teorías resaltan el hecho de que los recursos sonoros no lingüísticos de un mensaje radiofónico, sea por medio del código no verbal o de las estructuras perceptuales, son los que incrementan la creación de estas representaciones, de las imágenes mentales en el oyente.
Y así como la cantidad o facilidad de las representaciones es una variable a tomar en cuenta, también lo es la viveza, es decir, la intensidad con que se crean las imágenes mentales, si son claras, detalladas, vivas, realistas y definidas.
Hemos esclarecido el proceso de la creación de imágenes mentales en el oyente a partir de un estímulo radiofónico. Pero esto va aún más allá de lo radiofónico
El estudio de la relación de la creación de imágenes mentales y la radio se debe a dos cuestiones. La primera, a su comparación con el medio televisivo. Tal y como lo había mencionado antes, la radio puede ser estimada como un estimulante aún más visual que la televisión, porque la imagen en televisión expresa un mensaje más cerrado; al contrario esta la radio y su falta de imágenes reales, lo que provoca una mayor creación de representaciones mentales. Pues bien, el hecho de que creen más imágenes mentales puede no deberse siempre a componentes creativos, sino a una simple necesidad de completar la información faltante. Lo que le daría a la radio más cantidad de imágenes mentales, pero menor intensidad, y así una menor probabilidad de que se recuerde lo percibido.
La segunda, en relación con el estudio de productos publicitarios de radio. En este caso, la creación de representaciones mentales requiere de un mayor esfuerzo por parte del oyente, debido a que es un mensaje más complejo y el oyente se dispone a asignar más esfuerzos para este tipo de mensajes. (Bolls y Lang, 2003)
En la radio, la creación de imágenes mentales se favorece de un formato especialmente adecuado para su mayor producción: los radio dramas o las historias de ficción. Estas estimulan mucho más la imaginación porque su naturaleza misma es de carácter expresivo-imaginativo (Greenfield, 1986).
Como ya lo había descrito, la creación de imágenes visuales se ve favorecida con los estímulos de carácter visual, es decir, los sonidos no lingüísticos; y además partiendo de la relevancia de los radio dramas, los recursos sonoros que más contribuyen serían los efectos de sonido y los planos sonoros.
Con respecto a los efectos de sonido, tienen la capacidad de describir sobre la naturaleza del estímulo sonoro (qué), favoreciendo y precisando su identificación (Sharps y Price, 1992), lo que facilita la creación de imágenes mentales en el oyente. Además, proporcionan un refuerzo y un contexto al mensaje principal mejorando así la codificación (Atwood, 1989). Así, el oyente generaría de forma casi automática más imágenes mentales, que serían más realistas, definidas y más claras.
Y en referencia a los planos sonoros (distancia de los locutores respecto al micrófono), tienen la misión de localizar acciones y personajes desde un punto de vista espacial (dónde), a través de la modificación de distancias. De esta manera, facilitan la organización perceptiva del estímulo y la escena creada es, por tanto, más fidedigna, y genera una mayor sensación de realidad en el oyente. Además, va dirigiendo la atención del oyente hacia las acciones principales y la tarea de codificación se vuelve más sencilla. Como indica Rondero (2010), esto deja en claro que el uso de los planos sonoros genera más imágenes que una historia basada solo en diálogos.
Si comparamos el grado de creación de imágenes mentales tanto con efectos sonoros como con planos sonoros, debemos revisar el experimento de Rondero (2010), al estudiar la creación de imágenes sonoras en cuanto a cuatro historias de ficción, una compuesta solo de diálogos, otra agregando efectos sonoros, una más agregando solo planos sonoros, y una última agregando ambas.
Resultado de dicho estudio, podemos deducir que la historia con efectos sonoros logra generar imágenes mentales con mayor claridad, viveza y facilidad que la historia con planos sonoros. Frente a ello, la historia con planos sonoros crea imágenes más detalladas y realistas que la compuesta con efectos de sonido. Esto refleja una gran diferencia entre ambos, que el grado de dificultad para crear imágenes sonoras es mayor en la historia con planos sonoros, debido a que estos van cambiando continuamente el estímulo y esto representa una mayor exigencia de concentración. Esto implica, una mayor estabilidad y así fomenta en mayor medida la representación de la imagen en la mente del oyente.
Resulta bastante obvio comprender, que un mensaje radiofónico más complejo, que involucre la utilización de diálogos, efectos sonoros y planos sonoros, obtendrá valores altamente significativos en cuanto a la creación de imágenes mentales. Destacando el mayor realismo y escaso grado de dificultad para imaginar escenas.
El camino aquí recorrido debería ser complementado con estudios sobre la palabra, que a lo mucho, lo más que podemos conocer es que en cuanto a las descripciones se puede ayudar a crear imágenes mentales. Y también a estudios sobre la música, que aunque tenga una naturaleza más emocional que visual (evoca abstracciones más que imágenes), resultaría de interés investigar si puede ser capaz de suscitar imágenes mentales, y si es así en qué grado, de qué naturaleza y con qué características.
Un estudio relacionado a la creación de imágenes mentales en situación de conocimiento y desconocimiento de los aspectos físicos del locutor dio resultados interesantes. La prueba experimental denotó que las personas que desconocen las cualidades físicas del locutor crearan mas imágenes mentales relacionada a las expectativas sobre el FÍSICO de la persona. Por otro lado, el conocimiento de la imagen del hablante concentra al oyente en la representación mental de imágenes del CONTENIDO de la comunicación. (5)


LO QUE CREO
Otro tipo de sensaciones ligadas al mensaje radiofónico viene a estar representado en la percepción de credibilidad, la cual se puede deslindar por medio del estudio de la relación del medio con su audiencia y de la capacidad persuasiva de la voz.
El termino audiencia ha evolucionado de manera constante durante décadas. Se ha pasado, en primer lugar, de una audiencia homogénea, aquella de la época dorada de la radio, donde se le consideraba audiencia a una MASA homogénea por su uniformidad y por la inexistencia de alternativas programáticas diferenciadas, dedicadas a un radio-espectáculo encaminado por la dramatización y la literatura radiofónica. Hasta, en segundo término, una audiencia heterogénea, donde debido a la aparición de la TV y la reconstrucción de las teorías clásicas de audiencia, el análisis llevo a que los oyentes no pueden verse desde una óptica cerrada que englobe dentro a un grupo dentro de una masa uniforme y única. Una labor de introspección que también se debía a la aplicación de las innovaciones tecnológicas de emisión, recepción y producción-realización radiofónica.
Hasta aquí, los factores que caracterizan al medio, es decir, la rapidez, la simultaneidad y el que sea directo, hicieron que se pudiera ofrecer la información tal y como sucedían; y así se produce una relación de confianza entre la radio y su audiencia. Y con la confianza, la sensación de credibilidad, sobre todo, informativa de la radio se fue consolidando.
A pesar que la televisión fue ocupando de a pocos el lugar que antes tenía la radio, esto no implica que la televisión tuviese el mismo grado de credibilidad que la radio. En un principio podría decirse que sí, pues el impacto de la imagen vino acompañada de la construcción de la cultura visual. La radio parecía estancarse y perder protagonismo, a pesar de los trabajos de segmentación que realizaba. No obstante, si la tecnología había provocado una “crisis” de la radio, seria ella misma la que le brindaría soluciones.
Así es como llegamos a la etapa en que irrumpen las nuevas tecnologías digitales en el panorama radiofónico, y se comienza a distinguir con más criterio el adjetivo de heterogénea a la audiencia, al definirse grupos de oyentes con inquietudes y afinidades diferentes.
Luego tenemos también la incursión de la Red, que favorece aún más la fragmentación de la audiencia hasta desarrollar una hiperfragmentación de la misma, la cual trae consigo el desarrollo de una radio casi personalizada donde el oyente decide qué, cómo y cuándo oír radio. Este hecho novedoso, producto de la tecnologización de la recepción del mensaje, advierte un tipo de oyente maduro que decide por sí mismo, mediante los instrumentos que las nuevas tecnologías como la Red le ofrecen y permiten.
Otra de las consecuencias de esta implantación tecnológica es el aumento de la competitividad, y con esta la necesidad de disponer de muchas, muchas más programaciones diferentes en la radio.
Tal vez, la que más repercuta dentro de lo que se expone sea el aumento significativo de los canales de participación, mecanismos que se dirigen en tres direcciones: la interactividad entre el medio y el oyente-usuario, entre los oyentes entre sí, y la inversa de la primera. Esta potencialidad se acomoda muy bien a la radio, pues adaptarse a esta situación, además de sus rasgos esenciales de la inmediatez e instantaneidad de la comunicación radiofónica, la simplicidad técnica de su proceso de producción y la movilidad en el proceso de consumo; tendremos al medio más creíble y principal difusor de la realidad y de mayor intercambio directo con su público.
Otro de los aspectos tomados en cuenta es el de la voz, de la palabra hablada, como elemento creíble y transformador de la imagen auditiva.
Podemos determinar las siguientes cualidades como expresivas de la voz: la intensidad, el tono y el timbre, aunque otros autores agregan la duración.
Con respecto a la intensidad equivale al volumen, fuerza y potencia de la voz. Una intensidad baja viene relacionada con sensaciones de tranquilidad, intimidad, tristeza o cercanía; la intensidad alta se vincula con la alegría, rabia, agresividad o ánimo.
El tono permite clasificar el sonido como más agudo o más grave. Las voces graves, en general, se perciben como más seguras y creíbles (Rodero, 2010). Sin embargo, a pesar de que las voces graves son mas aceptadas, las mas creíbles y las que mas confianza dan en el medio radiofónico son las voces medias, sobre todo si se trata de voces femeninas parecen ser bastante aceptadas y dignas de credibilidad. En cuestión de agudas voces, si es en caso de un hombre, pasa por ser desagradable y carente de autoridad y credibilidad. En cambio, en una mujer puede ser mas tolerada, aunque menos seria y poco creíble.
El timbre, es la que unida a la intensidad y el timbre recibe el nombre de “color de la voz”, la que nos permite distinguir entre una y otra al escucharlas. Puede hacer que una voz se sienta agradable o desagradable y hasta puede darnos una idea de como es el rostro del locutor.
En la comunicación con nuestros semejantes, no sólo se atiende a las palabras que son pronunciadas, sino que prestamos especial atención, a veces inconscientemente, a la comunicación no verbal (miradas, gestos, movimientos corporales, etc.). Los signos extralingüísticos sustituyen, enriquecen y acompañan a la comunicación verbal. En la radio, un medio exclusivamente sonoro, se pierden estos elementos, aunque, en su lugar, habría que hablar de pausas, formas de cadencia, anticadencia, suspensión, armonía, emotividad,  entonación o  ritmo, y en cómo son utilizados por la voz radiofónica. Su función, como bien dicen Sáiz Olmo y Fanjul Peyró (2004:199), es potenciar y elevar la información y hacer que el receptor participe activamente en el proceso de la creación de una imagen a partir de las palabras pronunciadas.
El locutor radiofónico tiene que sustituir las pausas que responden a los signos de puntuación escritos por las llamadas pausas lógicas o voluntarias, llenas de intencionalidad, que se marcan según la respiración y la expresión o lenguaje oral, siguiendo la intuición del profesional, su forma particular de comunicar y el resultado que espera obtener
Como decíamos anteriormente, que una voz sea creíble no sólo depende del necesario dominio de los distintos elementos técnicos, sino que la actitud del hablante (locutor, comentarista, informador, etc.) es un factor fundamental que todo comunicador debe tener en cuenta; pero no sólo la actitud interna, es decir, si está alegre o triste o la predisposición con la que se afronta el discurso; sino también la externa, y con esto nos referimos a la postura y la distancia ante el micrófono. El estado anímico del comunicador es importante también en este aspecto. Dependiendo de cómo se coloque a la hora de hablar o de qué técnicas utilice para ello, el mensaje será más o menos inteligible, lo cual es fundamental para que sea creíble.
En el medio radiofónico, la credibilidad es fundamental. Las causas son diversas, la mayoría de los programas son en directo, se hace un seguimiento constante de la actualidad y los oyentes pueden participar en los programas convirtiéndose también en protagonistas junto con los locutores, a través del feedback que se establece entre ellos. Todos estos elementos hacen que se aumente la credibilidad del medio radiofónico.





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